jueves, 8 de mayo de 2014

El Manierismo Nórdico (V): Joachim Wtewael y Abraham Bloemaert - RELATO: El Preceptor del Rey (V)






El Preceptor del Rey
Un relato incidental

V
.....En dos amplias estancias, situadas en lugares totalmente opuestos, tenía lugar lo más maravilloso, aquello que, lleno de misterio, constituía la apuesta más controvertida del Sacro Emperador Romano Rodolfo II. El Departamento Astronómico, estaba situado en los sotabancos (la parte más alta) del Castillo de Benatek. Y el Laboratorio de Alquimia, de la pomposamente denominada Academia Praguense de Alquimia, a su vez, ubicado en los sótanos del Castillo de Praga. En uno, se llevaba a cabo el estudio de las estrellas, de la materia estelar y su influencia en la Tierra, en los hombres, en las almas; el otro, volcado en la investigación de la materia sutil, la que constituye toda materia grosera, el espíritu insuflado en la materia y que, junto a ésta, es manifestación individualizada del Ser. En uno, el estudio del cosmos, del macrocosmos, del Todo que todo lo contiene; en el otro, la indagación en el microcosmos, en las sustancias constitutivas de las diversas Partes en que el Todo se muestra. En uno se buscaba el origen del universo, su funcionamiento, su motivación, su porqué; en el otro, la búsqueda se concretaba en lo mínimo, en el origen de toda materia, en su mecanismo íntimo de funcionamiento, procedente de (y participada por) el mismo ser: la relación esencial existente entre lo que provoca la diferencia de la singularidad. En uno, se utilizaban telescopios para observar lo más lejano; en lo otro, microscopios capaces de desvelar lo más cercano. En la azotea se buscaba al Dios Creador; en el sótano al Dios Artífice. Los extremos se tocaban, lo alto y lo bajo en pos de un mismo objetivo. Lo de arriba como lo de abajo, lema hermético, se sustanciaba físicamente en Praga.

.....La obsesión de Rodolfo era utilizar todos los medios disponibles, humanos y materiales, conducentes a encontrar respuestas a las preguntas eternas y recurrentes. No bastaba por sí sola la religión, no bastaba la experiencia, no bastaba el poder, no bastaba el conocimiento, desarrollados en parcelas separadas: era preciso realizar una síntesis de todo ello. Se comprende que en la base de su actitud siempre estuviera la tolerancia, la grandeza de miras, la magnanimidad. Se soñaba el gran Emperador del mundo, capaz de acabar con las luchas de ideas y las guerras de religión (en cierto modo, era, en esto, una especie de epígono o imitador de Alejandro el Grande). No lo consiguió, pero no porque él no creyese en ello, o se postulara como gobernador omnímodo, sino porque el mundo no creyó en él, no creyó que ello fuera posible, simplemente... porque eso no era, ni es, posible. El mundo es el que es, el hombre es como es, y a este ser fatal se debe que el ser humano haya necesitado siempre de la religión, de consuelos, de subterfugios, de unas respuestas acomodaticias a preguntas recurrentes. El ser humano ha nacido con una naturaleza múltiple que engloba toda su posibilidad, incluida la del mal y la de la muerte. Vanos han sido y serán los intentos de tantos de hacer posible un paraíso en la Tierra, en este mundo. Podrán, en el caso más positivo, realizarse en un momento dado, en un lugar determinado, situaciones paradisíacas que por definición, ineluctablemente, deberán ser efímeras. Nos lo dice la historia, que es terca en sus hechos. Rodolfo tuvo buenas intenciones, tuvo carácter e ingenuidad para llevar a cabo este intento, tuvo medios, pero chocó con el mundo: con la Iglesia y con el Poder del César.

.....Su mente se abrió en Madrid a la contemplación de estas posibilidades ecuménicas. El Imperio que España detentaba en aquel momento (y que aún persiste, pese a las oposiciones de ingleses, franceses y holandeses) le hacía soñar con ese intento de imperio mundi, donde el objetivo de la humanidad no fuera otro sino hacerse acreedor del paraíso en la tierra. Hacerse perdonar el pecado fatal (original) que lo lanzó al dolor y al sufrimiento, al esfuerzo y a la lucha constante. Para el Rodolfo niño, adolescente, joven, que se educó en al Corte madrileña, eso estaba al alcance de la mano. Sólo se necesitaba voluntad, buena voluntad; y brega, mucha brega para dar con las soluciones concretas a los problemas concretos. Allí, en la Corte más religiosa y austera de todas, no obstante, por gusto y convicción del augusto Felipe, existía un Gabinete de Alquimia al que Rodolfo asistía siempre que le fue posible para observar, comprender y... soñar.

.....La transmutación era el gran reto, era el Camino. Pues se trataba de, por medio de la materia, del conocimiento de sus secretos más íntimos, llegar al espíritu indiviso, y de este retornar a la materia, pero otra. Del plomo, del hierro, de la piedra incluso, del vegetal, al oro, a la plata, a lo más valioso y sutil. Transmutar era lo importante (acceder al Conocimiento), no las riquezas que esta transmutación pudieran facilitar. Se trataba, según  decía Hermes Trismegisto, de transmutar la materia corruptible en sustancia eterna; lo grosero en lo sutil; materia en espíritu. Ese era, realmente, el objetivo. Y esto subyugaba la mente y el corazón de Rodolfo. Él sentía que las divisiones convencionales, que las diferencias entre los seres, entre los diversos Reinos que conforman la Naturaleza, y las diferencias aparentes entre los diversos seres de un mismo Reino, eran eso, aparentes. Pero que, en realidad, en todo latía un espíritu Único: el espíritu de Dios. Sólo la imperfectibilidad del hombre era culpable de la disensión y la lucha, del conflicto. En el momento que fuera posible descubrir lo esencial, hallar el nexo común, la trama de lo eterno en lo que parece no serlo, la concordia, la paz, la felicidad sería posible. Eso creía un Rodolfo de 19 años cuando regresó a su tierra para hacerse cargo de un destino. Y eso creyó casi toda su vida (creo que murió creyéndolo) hasta que no tuvo más remedio que abdicar, a todo: al gobierno y a sus ideas. Pero antes de esta abdicación le esperarían años de sueños e ilusión, aunque no sin incertidumbre y fracasos.

.....Quiso hacer de Praga, ya como Emperador, el centro mundial del conocimiento (del tipo de conocimiento que él creía necesario para realizar su gran sueño ecuménico), y para ello reunió a gran parte de lo más granado del mundo artístico, mecánico-técnico y alquímico de la época. Paracelso había muerto treinta años antes, pero aún se editaban sus libros en Praga, pues Maximilano, padre de Rodolfo, como todas las monarquías europeas del siglo XVI, era un defensor y patrocinador de la alquimia. La alquimia es una gran ciencia que pese a tener mucho de especulativo ha desarrollado grandemente la medicina y procurado salud y consuelo a los hombres. Intentando explicar el funcionamiento de la Naturaleza ha ido descubriendo ese íntimo mecanismo que alienta en las cosas, en su materia y en su aura. Su saber se ha propulsado hacia las estrellas y se ha inmiscuido entre las partículas. Rodolfo pretendía remedios para la enfermedad incurable de ser hombre, y quizás lograra salvarse él, y contribuyera a la salvación de algunos más, sobre todo de quienes gozaron de su patronazgo y mecenazgo para desarrollar una ciencia más empírica y menos especulativa.

.....Por un lado: Tycho Brahe, gran sabio y astrólogo, observados e innovador de la ciencia de las estrella, creador de instrumentos para la medición de los movimientos planetarios; Johannes Kepler, seguidor del anterior, matemático, astrónomo, astrólogo y físico, quien completara y compilara las observaciones de su maestro, Brahe, y las plasmara en unas Tabulae Rudolphinae, perfeccionó el telescopio de refracción; Michael Maier, alquimista, escritor e inventor de un sistema terapéutico musical, concorde con los principios de la alquimia; Michael Sendovigius, alquimista polaco, autor de La Nueva Luz en la Alquimia [libro de cabecera de Isaac Newton],,, fueron los heraldos de la Ciencia Natural.
.....Por otro lado: Taddeus Hajeck, médico del Emperador y alquimista; Jacobus Sinapius (de Tepenecz) boticario Real y alquimista, que fuera quien adquiriese el Manuscrito Voynich; John Dee, el más prestigioso alquimista inglés, matemático, astrónomo, astrólogo y náutico, seguidor de la ciencia hermética y ocultista, tutor de la reina Isabel I, investigador del alma humana, para quien toda búsqueda se resumía en una sola: la consecución de una comprensión trascendente de las formas divinas subyacentes al mundo visible, lo que él denomino "verdades puras", autor de La Mónada Jeroglífica, que dedicara al padre de Rodolfo, el Emperador Maximiliano; Edward Kelley, alquimista, ocultista, espiritista y charlatán inglés, llamado desde Praga por John Dee, quien una vez en la Corte imperial aprovechara la credulidad del Emperador para enriquecerse. Fueron los epígonos de la Alquimia.

.....Más misteriosa fue su relación con el erudito Judá Loew, Rabino Supremo de Praga, del que se dice creó al Golem, un ser modelado con lodo del río al que insufló vida mediante una palabra mágica de la Quabbalah, la sephirot correspondiente a vida, escrita en un pergamino colocado sobre la frente del ser de arcilla. Es posible que esto no fuera más que una anécdota, quizás una analogía o una fábula tendente a sugerir la verdad profunda de la sabiduría enseñada por el rabino. Lo cierto es que Rodolfo no lo mandaría llamar por esta anecdótica leyenda, sino cuando lo oyó hablar en un discurso a cerca de la unión de todos los credos, de todas las religiones, con el fin de tender a la paz en el mundo. Esta era la idea del Emperador, coincidía con su proyecto y su anhelo. Ni yo sé qué se derivó de aquellas conversaciones llevadas a cabo en el interín privado del castillo imperial. Lo que es un hecho es que Rodolfo, a raíz de aquellas conversaciones, profundizó aún más en sus ya fundamentales conocimientos cabalísticos. La piedad de Dios --solía escucharle--, se expresa en todas las lenguas, está en el significado de todos los credos, anima todas las creencias que persiguen la paz como consecución de su doctrina. La tolerancia del Emperador se hizo proverbial, lo que le ocasionaría no pocos quebraderos de cabeza: con el Papa, con los monarcas (de uno y otro signo, pues él, aun declarándose católico, no combatió en sus dominios ninguna fe distinta a la suya, y, en cambio, sí acogió a exiliados perseguidos por sus creencias, si éstas contribuían al desarrollo del saber y, pro tanto, a mayor gloria de Dios) y con su propia familia, que veía peligrar el prestigio nobiliario implícito en el título Sacro Emperador de Romanos, heredado de la época carolingia.
.....Tan claras tenía las cosas este Emperador idealista que, al igual que su padre, ya en el lecho de muerte abjuró de los últimos sacramentos... estaba plenamente convencido sobre qué le esperaba en el más allá, y, como un último acto de soberanía y protesta, se plantó ante el representante de la Iglesia, para no acatar su autoridad. No hay más autoridad que la de Dios --respondió a las súplicas de los enviados eclesiásticos-- y para llegarme hasta ella no necesito de sus hipócritas jaculatorias. Así es que se fue sin recibir la extremaunción; ciertamente dolido, tristemente desengañado, irremediablemente frustrado, pero con la fría frente muy alta. "Hice lo que pude", fueron sus últimas palabras.

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GALERÍA 1


Joachim Wtewael
1566-1638

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The Great Deluge (El Diluvio Universal), 1595
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The Baptism of Christ, 1597
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The Adoration of the Sepherds, 1598
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Cephalus and Procris (The Death of Procris), 1595-1600
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The Apulian Sepherd, 1592-1602
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Giove entra nella Camara di Danae, 1595-1605
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Giove entra nella Camara di Danae, 1595-1605
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La Rèsurrection de Lazare, c 1600
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The Martyrdom of St Sebastian, c 1600
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The Martyrdom of St Sebastian, c 1600
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The Battle between the Gods and the Titans, 1600
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Lot and His Daughters, c 1600
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Lot and His Daughters, c 1600
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Mars and Venus surprised by Vulcan (versión 1), 1601
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Mars ad Venus surprised by Vulcan (versión 2), 1603
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Mars and Venus surprised by Vulcan (versión 3), 1610
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Portrait of Christina Wtewael van Halen (the painter's wife), 1601
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Self-Portrait of Joachim Wtewael, 1601
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Kitchen Scene, 1605
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The Golden Age, 1605
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The Golden Age, 1605
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The Judgement of Paris, 1605
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The Annunciation of the Sepherds, 1606
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Diane and Actaeon, 1608
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Perseus rescuing Andromeda, 1611
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Perseus rescuing Andromeda, 1611
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Wedding of Peleus and Thetis (version 1), 1610
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Wedding of Peleus and Thetis (detail), 1610
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Wedding of Peleus and Thetis (version 2), 1612
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Wedding of Peleus and Thetis (detail), 1612
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The Judgement of Paris, 1615
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The Judgement of Paris, 1615
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The Tribute Money, 1616
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St Matthew 
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The Fruit and Vegetable Seller, 1618
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Moses striking the Rock Source, 1625
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Moses striking the Rock Source, 1625
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Adoration of the Sepherds, 1625
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Adoration of the Sepherds, 1625
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Charity, 1627
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Portrait of Eva Wtewael, 1628
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Lot and His Daughters, 1630
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Bacchus, 1638
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Danae
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Aprhodite and Eros Sun
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Bacchus between Ceres and Venus
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Adam and Eve
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Adam and Eve
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Jacob and Esau
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Susanna and the Elders
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Adoration of the Sepherds
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Adoration of the Sepherds
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Supper of Emaus
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GALERÍA 2


Abraham Bloemaert
1564-1651

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Apollo and Diana punishing Niobe by Killing Her Children, 1591
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Mercury, Argos and Io, c 1592
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The Judgement of Paris
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Cupid surprising Psyche at Night, c 1590
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The Marriage of Cupid and Psyche, c 1595
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Moses striking the Rock, 1596
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Joseph and His Brothers, 1595-1600
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The Preaching of St John the Baptist, 1595-1600
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The Preaching of St John the Baptist, 1595-1600
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Annunciation of the Sepherds, 1600
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The Baptism of Christ, 1602
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Vertumnus and Pomona, 1605
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The Four Evangelists, 1612
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Adoration of the Sepherds,1612
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Landscape with the Prophet Elijah in the Desert, 1610's
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Vertumnus and Pomona, 1620
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The Emmaus Disciples, 1622
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Adoration of the Magi (v 1), 1623-24
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The Adoration of the Magi (v 2), 1624
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Landscape with the Parable of the Tares among the Wheat, 1624
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Charikleia and Theagenes, 1625
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Theagenes receiving the palm of honour from Chariclea, 1626
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Sepherdess with Grapes, 1628
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Shepherd Boy pointing at Tobias and the Angel, 1625-30
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Venus and Adonis, 1632
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The Feast of the Gods (Wedding of Peleus and Thetis), 1638
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Sine Baccho et Cenere friget Venus, 1651
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Venere et Amore
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The Flight into Egypt, 1651
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The rising of Lazarus
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The Devil sowing Tares
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The Prodigal Son
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Adam and Eve (after A. B.)
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Allegory of Winter, 1625-30
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Youths playing by the Cat, 1620-25
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The Flute Player, 1621
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Boy with a Flute
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The Bagpiper
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Boy with rumbling -Pot
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The Fruits Seller
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Pastorale Scene
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Pastorale Scene (circle of A. B.)
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Bauemhof
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Landscape with fruit and vegetables in the Foreground
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